El hombre, que el 13 de mayo de 1981 disparó contra el Papa en la plaza de San Pedro, salió de una cárcel de Turquía tras cumplir una pena de 10 años por delitos cometidos en ese país. Antes, había purgado 20 años en una prisión italiana por el atentado contra el Pontífice.
A tenor de los interrogatorios a los que fue sometido tras el intento de asesinato y las contradicciones en las que incurrió, para muchos investigadores es improbable que tuviera conocimiento de toda la trama que desembocó en el ataque del 13 de mayo de 1981. Un diario polaco desveló, en marzo de 2009, que los servicios secretos de la extinta URSS en connivencia con agentes búlgaros, planearon la muerte del Pontífice según una investigación llevada a cabo por la CIA estadounidense.
Esta versión coincide con el informe elaborado por una comisión del Parlamento de Italia. Karol Wojtyla, quien le visitó dos veces en prisión, siempre sostuvo que una mano -la de Alí Agca, le disparó y otra -la de la Virgen- desvió la bala y le salvó la vida. Alí Agca, que el 13 de mayo del 2007 decidió abjurar de su fe musulmana y convertirse al catolicismo, escribió años después en una misiva su intención de buscar a una joven italiana que quisiera cartearse con él y que evidentemente, profesara la fe católica.
El día y mes de su conversión no fue una casualidad ya que coincide con la fecha en que atentó contra el Papa. Obsesionado por la figura de Wojtyla, en el año 2008 desveló en una entrevista su intención de solicitar la nacionalidad polaca, ya que su deseo era el de pasar los últimos días de su vida en Polonia.



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